Siento que he sido, siento que soy un entretenimiento. He mantenido relaciones de afecto huecas, sin base, corruptas desde su nacimiento. Puede, incluso, que forzadas.
Ayer abrí mi messenger buscando afecto y, aunque había gente, nadie contestó. Un par de contactos al final de la noche, a eso de las diez. El intercambio de frases era sólo de cordialidad, un poco forzado, sin ganas, sin aprecio por la otra parte, hacia esta parte, sólo por quedar bien.
Tengo que reconducir mi vida, esta vida falsa creada sobre la red de usuarios anónimos que nunca sabré quiénes son.
Hoy comienza la cuenta atrás.
La primera medida que he tomado ha sido eliminar el messenger. No lo volveré a instalar. He eliminado la cuenta de hotmail en outlook, dejaré que caduque pasados diez días o quizá espere a los treinta días para que se desactive sola. Será divertido imaginar la cara de la gente que reenvía correos a diario y sin mirarlos siquiera, sólo por reenvíar. Cuando les llegue el mesaje de "correo no entregable", es posible que piensen cualquier cosa, desde que les he bloqueado hasta que estoy flipada.
El tuenti no será difícil olvidarlo porque, a parte de la gente que veo siempre, no hay nadie más. Peor será el facebook, ya tengo a miembros de mi familia a los que no veo en mucho tiempo y cómo no, a ese cielito que apareció en mi vida como por arte de magia. Ese cielo es la única razón por la que no he eliminado mi perfil y por la que quiero, a su vez, eliminarlo. Pero no puedo.